Si quiere estar a la moda diga que trabaja, conoce o utiliza la Web 2.0, ese concepto surgido en el año 2004, acuñado por Tim O’Reilly, propietario de la empresa editorial de libros de informática, O'Reilly Media. La idea ha calado hasta extremos en la opinión pública y todos, autores, usuarios, empresas y proyectos hablan de la 2.0 y se etiquetan como tal. Si ahora utilizas la que los de la Web 2.0 denominan como Web 1.0, eres antiguo, no social y poco menos que ignorante en este campo. Y esto lo afirman algunos cuando la penetración social de Internet es la que es y ya quisiéramos que esa penetración supiese explotar 100% las posibilidades de la denominada Web 1.0, cuando mucha parte de la sociedad mundial, ni siquiera conoce Internet. Es decir, social, social es la escritura, son los signos, el texto… Ahora bien, lo social en este caso se identificaría con la posibilidad casi universal en su uso, otra cuestión es a dónde llegan o pueden llegar los escritos realizados, por ejemplo, sobre una hoja de papel.
Más allá de la realidad que supone esta nueva generación Web, el marketing, como siempre que surge algo nuevo con previsible impacto social, lo trata de aprovechar y no resulta hoy raro que autores, empresas, organizaciones, instituciones, etc., se cataloguen, como decíamos antes, como de la generación 2.0. Así se habla de herramientas 2.0, contenidos 2.0, empresas 2.0, periodismo 2.0. gobierno 2.0, elearning 2.0, usuarios 2.0, vida 2.0, etc. 2.0. No será extraño que pronto quienes realmente utilizan herramientas 2.0 y manejan los contenidos, informaciones y datos con ese enfoque, prefieran no catalogarse con esos dígitos dado que otros lo habrán desnaturalizado. Algunas preguntas recurrentes que se hacen hoy: ¿trabaja usted con 2.0?, ¿su empresa es 2.0?, ¿basan su sistema de enseñanza-aprendizaje en 2.0? Y habrá que correr, porque cuando nos descuidemos llegará, quizás, la Web 2.5, o la 3.0. Web esta última ya denominada por Markoff (2006) como Web del sentido común al sumar a la Web semántica la inteligencia artificial. Pero no sigamos por ahí.
En enero de 2004, el año que nacía la expresión Web 2.0, nosotros en el editorial de BENED de ese mes, al referirnos a las ventajas de los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje, es decir, de los sistemas basados en la Web, señalábamos entre otras, las siguientes:
• Interactividad. Al hacer posible la comunicación total, bidireccional y multidireccional; la relación se convierte en próxima e inmediata; se posibilita la interactividad e interacción tanto síncrona como asíncrona, simétrica y asimétrica.
• Aprendizaje colaborativo. Al propiciar el trabajo en grupo y el cultivo de actitudes sociales; permitir el aprender con otros, de otros y para otros a través del intercambio de ideas y tareas, se desarrollen estos aprendizajes de forma más o menos guiada (cooperativo).
• Multidireccionalidad. Al existir gran facilidad para que documentos, opiniones y respuestas tengan simultáneamente diferentes y múltiples destinatarios, seleccionados a golpe de “clic”.
• Libertad de edición y difusión. Dado que todos pueden editar sus trabajos y difundir sus ideas que, a la vez, pueden ser conocidos por multitud de internautas.
Entre 23 ventajas que reseñábamos allí, hemos querido destacar éstas cuatro que, además, las trajimos a colación de nuevo en el editorial del pasado julio de 2007. ¿No decíamos verdad en enero de 2004 con estas descripciones cuando no conocíamos el sentido, ni siquiera el concepto, de Web 2.0? Creemos que sí.
A pesar de que se pueda señalar que la Web 1.0 no era social, o al menos no se la calificaba así, podríamos preguntarnos ¿cómo creció y creció esa Web si no fue a través de vínculos, hiperenlaces, hipertexto, en definitiva? Vínculos que los diferentes usuarios de la Web iban introduciendo en sus documentos. ¿O es que no existían muchos foros, secciones de comentarios, libros de visita…, que permitían aumentar la participación de los usuarios en la propia construcción de esa Web, más allá de que hubiese ciertos controles por parte de los administradores que sí que es cierto, la Web 2.0 ha roto o, al menos, ha reducido notablemente?