Competencias profesionales para nuevos escenarios en el Perú

Por M.Sc. Marina Fernández Miranda
Doctoranda en Ciencias de la Educación de la UNP









 Las sociedades están envueltas en un transitado proceso de transformación, una transformación no planificada que está afectando la forma como nos organizamos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos, y cómo aprendemos. El valor de las sociedades actuales está directamente relacionado con el nivel de formación de sus ciudadanos, es decir, la forma cómo adquieren conocimiento y la capacidad de innovación y emprendimiento que estos posean. El conocimiento, sufre cambios constantes, lo que ayer era relevante hoy dejo de serlo, ello significa que el conocimiento tiene fecha de caducidad; lo que nos obliga ahora más que nunca a reconocer que las personas deben tener una actualización permanente. Hemos entrado en una sociedad que exige de los profesionales una constante actividad de formación y aprendizaje para poder competir en el mercado laboral local, regional, nacional e internacional. La exigencia de que la formación profesional responda a las necesidades del mercado laboral es un objetivo que ha marcado historia en organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Centro Europeo de la Formación Profesional (CEDEFOP) que señala que debe organizarse la formación profesional utilizando la demanda del mercado de trabajo, partiendo de los principios de descentralización, desregulación y delegación de competencias; de esta manera se consigue una interdependencia entre las instituciones laborales, así como en las propias instituciones que forman profesionales. Ante esta situación, los cambios producidos en el empleo hacen necesaria una evolución de las competencias de los profesionales. Uno de los factores motivadores de este cambio es la introducción de nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la empresa, junto con los cambios en la organización del trabajo. Las empresas critican en los trabajadores especialmente la falta de competencias de comunicación y las competencias básicas en TIC. Con el “Proyecto Tuning” en Europa se han producido grandes cambios en las competencias de los profesionales. A finales de octubre del 2003 los latinoamericanos que participaron de la IV Reunión de Seguimiento del Espacio Común de Enseñanza Superior de la Unión Europea, América Latina y el Caribe (UEALC) realizada en España en octubre de 2002, formularon el Proyecto Tuning para América latina. En él se Considera que los programa educativos deben estar centrados en el estudiante y en su capacidad de aprender, exigiendo más protagonismo y compromiso, ya que es el estudiante el que debe desarrollar las capacidades, las habilidades y las destrezas. Asimismo, se logrará la innovación a través de la elaboración de nuevos materiales de enseñanza, que acogerán tanto a los estudiantes como a los profesores, facilitando los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación. Si en nuestro país acogemos el proyecto Tuning y se articula adecuadamente las cuatro líneas propuestas mejoraran los perfiles de los profesionales egresados favoreciendo la adquisición de competencias concretas y acordes con las necesidades de la sociedad y del empleo. A raíz del cambio vertiginoso de la sociedad actual, cabe hacerse la pregunta ¿Cuáles son los factores de competencia que toda empresa valora como esenciales y cómo se ven reflejadas en nuevos contenidos en la formación de los educandos? Para responder a estas inquietudes, es importante analizar, en primer lugar, las ofertas del mercado de trabajo, pues ello nos dará una aproximación de las competencias claves que el profesional egresado debe poseer, como son: Capacidad para trabajar en equipo, Capacidad de resolución de problemas y toma de decisiones, Autonomía y responsabilidad, Capacidad para la organización del trabajo, liderazgo y Capacidad para dirigir equipos, Habilidad comunicativa, Auto aprendizaje y uso y dominio de las TIC. Teniendo todas estas competencias el profesional podrá competir en el mercado laboral y contribuir a la generación de una sociedad de cambio para nuestro país. Por este motivo las universidades, institutos superiores y centros de formación profesional deben de replantear sus currículos a las exigencias en la sociedad del conocimiento, en las cuales debe desempeñarse el profesional egresado y que quedan expresadas en “la necesidad de garantizar la gestión no sólo de conocimientos y habilidades para el desempeño específico de una profesión en un contexto histórico-social determinado, sino en la formación de motivaciones, valores, habilidades y recursos personales que le permitan a la persona desempeñarse con eficiencia, autonomía, ética y compromiso social en contextos diferentes, heterogéneos y cambiantes. Para finalizar es necesario reconocer que el cambio necesario en la formación profesional no puede realizarse si no existe un cambio de cultura de los profesionales de la enseñanza, quizá deberíamos desarrollar, primero, las competencias clave en los docentes, para luego transformar a nuestros educandos en inteligencia productiva. De este modo, unos y otros estarán listos para operar los cambios que se necesitan urgentemente en la sociedad de nuestro tiempo.

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